En la luz de tus mejillas corro a refugiarme
y en el vuelo de tu falda me siento protegida.
Ondas de ternura que me arropan,
silencio cauto de añoranzas...
¡ríe de esperanza repleta!
¡ríe, y al cielo su canto lanza!
En la sombra de tus ojos entornados
cansado mi cuerpo reposo,
encamando mis latientes sentimientos
que de su labor excesivo
llamean
persistentes y latosos.
J.