Un lamento lejano tiñe el pueblo de rojo.
Se apagan las luces y sólo queda el vacío.
No se atreven a salir de sus casas,
no hablan,
no piensan,
solo sienten el miedo acechando.
Cabizbajos navegan sus sentimientos.
A lo lejos un cuerpo inherte.
La sangre que florece de cada poro de su piel
me alcanza y me hiere.
-¡A mí la guardia!
Sus ojos se apagan
-¡A mí la guardia!
Y el alma se desvanece.
Flota un amargo olor a tierra,
a viento,
a sangre,
a llanto,
a muerto.
Y todo el amor que le pude tener se va con él.
-¡A mí la guardia..
Y nadie acude.
no hablan,
no piensan,
solo sienten el miedo acechando.
Cabizbajos navegan sus sentimientos.
A lo lejos un cuerpo inherte.
La sangre que florece de cada poro de su piel
me alcanza y me hiere.
-¡A mí la guardia!
Sus ojos se apagan
-¡A mí la guardia!
Y el alma se desvanece.
Flota un amargo olor a tierra,
a viento,
a sangre,
a llanto,
a muerto.
Y todo el amor que le pude tener se va con él.
-¡A mí la guardia..
Y nadie acude.
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