de algún día
soleado y calmado
en el que contemplamos las nubes pasar mientras
contaban historias que solo la suave brisa de la tarde es capaz de descifrar.
Y animada
por una emoción que le provocan los cuentos
nos invita a que nosotros también
escuchemos.
Pero nuestro pequeño mundo interior que se asemeja al caos está
lejos.
Lejos de la vida y de su secreto más humilde. Y más tierno.
Lejos del silencio transformado en caricia.
Lejos del color
de los sueños.
Lejos de la música, y de los cuentos que las nubes caprichosas
nos cuentan,
sobre dragones, caballeros,
indias y flores.
Nebulosas,
constelaciones…
J.
J.
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